Fue en abril, en Madrid, entre la zona norte y el centro de la ciudad. Una boda de esas que te enriquecen, de las que te quedas con muchos momentos por su gente, mitad italiana y mitad española. Empezando por la familia, tanto de Fran como de Martina, gente majísima y que me hicieron sentir como en casa, eso sí, chapurreando algo de italiano y volviéndome un poco loco con el orden en el que se besa al saludar. Gracias a Diego, por haber querido que le acompañase en esta ocasión y como no, a Fran y Martina.
